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Empoderamiento de las comunidades locales: lecciones del impacto del tifón Yagi en el norte de Vietnam

Estas reflexiones a raíz de la devastación causada por el tifón Yagi han sido proporcionadas por el Dr. Toan Dang, fundador y director ejecutivo del Centro de las Tierras Altas Centrales para el Desarrollo Comunitario y la Adaptación al Cambio Climático (CHCC) y miembro del Comité Directivo de INGSA ASIA.

Recientemente, la región norte de Vietnam fue devastada por el tifón Yagi, conocido localmente como tifón 4.th, uno de los desastres naturales más graves que ha sufrido la zona en los últimos 60 años. El tifón no sólo causó grandes daños a la infraestructura, sino que también se cobró trágicamente vidas y destruyó los medios de subsistencia de muchas comunidades locales, especialmente las de las zonas remotas, montañosas y vulnerables. La escala de la destrucción superó lo que las autoridades locales podían gestionar, y afectó en particular a los grupos de minorías étnicas que ya se enfrentan a recursos e infraestructuras limitados. Este desastre pone de relieve una verdad dolorosa, pero esencial: el impacto creciente del cambio climático es innegable, y ningún país puede abordar sus consecuencias de forma aislada.

La naturaleza global del cambio climático

El caso del tifón Yagi es un poderoso recordatorio de que el cambio climático es un problema mundial. Sus efectos no respetan fronteras y ninguna nación, por desarrollada que sea, puede mitigar por sí sola la creciente frecuencia e intensidad de los desastres relacionados con el clima. El reciente tifón sirve como una clara advertencia de la urgente necesidad de una acción colectiva por parte de la comunidad internacional. Las iniciativas de ayuda y socorro tras el tifón Yagi han sido cruciales, y el apoyo internacional, incluso de países como Australia, ha desempeñado un papel importante en las iniciativas de recuperación.

Sin embargo, si bien la cooperación mundial es fundamental, mi experiencia y mis reflexiones sobre este desastre me han permitido llegar a una conclusión crucial: por mucho que necesitemos la participación internacional, también debemos centrarnos en empoderar a las comunidades locales para que se protejan a sí mismas. Cuando se producen desastres, las comunidades locales son siempre las primeras en responder, y su capacidad para actuar con rapidez y eficacia puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

La importancia del empoderamiento local

Las secuelas del tifón Yagi ponen de relieve la importancia de fortalecer la resiliencia local. En muchas partes de Vietnam, en particular en las comunidades de minorías étnicas y montañosas, la capacidad de respuesta a los desastres naturales es limitada. Estas comunidades suelen estar aisladas tanto geográfica como socialmente, lo que dificulta que la ayuda externa llegue rápidamente a ellas. Además, dependen en gran medida de los medios de vida tradicionales, como la agricultura, que son increíblemente vulnerables a los fenómenos relacionados con el clima. Esta combinación de aislamiento, dependencia económica de la tierra e infraestructura limitada hace que estos grupos sean especialmente susceptibles a los impactos de tifones, inundaciones y otros desastres relacionados con el clima.

Es esencial empoderar a estas comunidades vulnerables, no solo para brindarles ayuda inmediata, sino también para permitirles reconstruirse y recuperarse de manera sostenible. Los conocimientos, las tradiciones y las prácticas locales son invaluables, pero deben combinarse con estrategias modernas de preparación para desastres para crear comunidades resilientes y autosuficientes que puedan responder de manera eficaz antes de que llegue la ayuda externa.

Fortalecimiento de la resiliencia local y el desarrollo reflexivo

La resiliencia no se limita a la infraestructura física, sino que también tiene que ver con los sistemas sociales y económicos. Para comunidades como las del norte de Vietnam, generar resiliencia significa desarrollar sistemas de alerta temprana, crear mejores redes de comunicación y capacitar a la población local en preparación y respuesta ante desastres. También significa garantizar que los gobiernos y las organizaciones locales tengan los recursos y los conocimientos que necesitan para apoyar a su población. El fortalecimiento de estos sistemas puede reducir el impacto inmediato de un desastre, salvando vidas y preservando los medios de subsistencia.

Sin embargo, es esencial reconocer que la recuperación y el desarrollo deben abordarse teniendo en cuenta cuidadosamente la cultura y las tradiciones locales y los desafíos específicos que plantea el cambio climático. Restablecer los medios de vida y reconstruir la infraestructura, como carreteras y puentes, son pasos vitales, pero el proceso no puede limitarse simplemente a construir nuevas instalaciones o reasentar a las comunidades. Cualquier esfuerzo de reconstrucción debe tener en cuenta los contextos culturales e históricos de las zonas afectadas. Las comunidades de minorías étnicas, por ejemplo, tienen tradiciones profundamente arraigadas vinculadas a la tierra, y cualquier desarrollo debe respetar e integrar esas tradiciones para garantizar que las soluciones sean sostenibles y significativas.

El proceso de reconstrucción debe contar con la participación de las comunidades locales, garantizando que tengan voz y voto en la forma en que se restauran sus entornos. Imponer soluciones externas sin tener en cuenta las relaciones de larga data entre las personas y sus tierras corre el riesgo de alienar a los más afectados. Además, los impactos del cambio climático, como la alteración de los patrones meteorológicos y los desastres naturales, exigen que las nuevas infraestructuras se diseñen teniendo en cuenta la resiliencia. Esto significa adaptar las prácticas tradicionales cuando sea necesario, preservando al mismo tiempo la integridad cultural.

Un llamado a la colaboración internacional y a la acción local

El tifón Yagi ha sido un duro recordatorio de la apremiante necesidad de cooperación global para combatir el cambio climático. La ayuda internacional es indispensable para ayudar a los países a recuperarse de desastres de esta magnitud, y las muestras de apoyo a Vietnam tras el tifón han sido alentadoras y necesarias. Sin embargo, la colaboración internacional no debe limitarse a la ayuda de emergencia, sino que debe extenderse a la creación de resiliencia a largo plazo en las comunidades más vulnerables.

Aquí es donde la intersección del apoyo global y el empoderamiento local se vuelve crítica. Si bien se necesitan marcos y recursos globales para abordar las causas profundas del cambio climático y brindar ayuda inmediata en caso de desastre, las comunidades locales deben estar equipadas con las herramientas, el conocimiento y los recursos para protegerse. Cuanto más vulnerable sea la comunidad (por ejemplo, los grupos de minorías étnicas y quienes viven en regiones remotas y montañosas), mayor será la necesidad de empoderamiento.

Conclusión

La devastación causada por el tifón Yagi es un ejemplo esclarecedor de los desafíos que plantea el cambio climático. A medida que la frecuencia y la gravedad de los desastres relacionados con el clima siguen aumentando, también aumenta la urgencia de nuestra respuesta. Las lecciones aprendidas de este desastre refuerzan la importancia de empoderar a las comunidades locales, especialmente a las más vulnerables, para que se vuelvan resilientes y autosuficientes frente a estos desafíos.

Sin embargo, es igualmente importante reconocer que las iniciativas de desarrollo y reconstrucción deben abordarse teniendo en cuenta cuidadosamente las tradiciones locales y los efectos a largo plazo del cambio climático. La reconstrucción no consiste únicamente en construir nuevas instalaciones, sino en crear soluciones que respeten los valores culturales y aborden las vulnerabilidades exacerbadas por el cambio climático.

Si combinamos la cooperación internacional con un empoderamiento local reflexivo y que tenga en cuenta las diferencias culturales, podremos prepararnos mejor para los inevitables impactos del cambio climático y crear un futuro más resiliente para todos. Solo mediante este enfoque dual podremos tener la esperanza de proteger a las comunidades vulnerables y asegurar que no solo sobrevivan al próximo desastre, sino que prosperen frente a él.


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Leyenda de la foto: Las casas tradicionales de Lang Nu (aldea Nu) fueron destruidas casi por completo por el tifón Yagi (Crédito: Vnexpress.net)


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