Vivimos en una época de importantes desafíos globales. El término policrisis ha surgido en un momento en que nos enfrentamos a cuestiones de amplio alcance e impacto, como el clima, la guerra y los conflictos, y la salud. Para abordar estos desafíos, necesitaremos voluntad política, colaboración global, enfoques inter, multi y transdisciplinarios, pensamiento sistémico y avances científicos a gran escala. La ciencia y los científicos tienen un papel importante que desempeñar a medida que las sociedades afrontan estos desafíos y sientan las bases para las acciones que dirigirán el curso del futuro. Es posible argumentar que la ciencia que interactúa eficazmente con la sociedad dependerá del intercambio, la adopción y la accesibilidad del conocimiento y la comprensión científicos, pero también de la forma en que se diseñe y co-diseñe la ciencia de manera que refleje la excelencia y las aspiraciones y expectativas de las sociedades.
Por lo tanto, será fundamental reconocer el valor público de la ciencia y la confianza pública en la ciencia, así como en la información y el conocimiento que produce. Al mismo tiempo, es importante tener presente que lo que hace que la ciencia sea confiable no es solo la integridad del método científico y la honestidad en el tratamiento de los datos y los análisis de los colegas científicos. No podemos separar la ciencia de los científicos, y no podemos considerar los desafíos globales sin tener en cuenta las comunidades globales. En consecuencia, en la primera colección de contribuciones a esta serie se hace hincapié en dos temas fundamentales que sustentan la manera en que la ciencia sirve a la sociedad y aborda los desafíos sociales: la confianza en la ciencia y la búsqueda de sentido en la ciencia.
Esta colección ofrece perspectivas de diferentes disciplinas, regiones globales y generaciones. El tema más profundo que sustenta muchas de las perspectivas presentadas aquí es la importancia del diálogo. Estamos elogiando la serie con una colección de contribuciones iniciales, y la intención es continuar este diálogo en el futuro. El diálogo solo es posible cuando hay oportunidades para interacciones abiertas, continuas, respetuosas y recíprocas. En este contexto, hay un papel para los científicos que van más allá de la generación de conocimiento y se convierten en sintetizadores, traductores e incluso intermediarios de conocimiento, al interactuar con partes interesadas que no son los científicos. Los temas relacionados incluyen la importancia de que la ciencia y la sociedad interactúen efectivamente entre sí, y las oportunidades que existen al invertir el modelo científico para movilizar la ciencia al servicio del bienestar humano y la salud planetaria. Los temas transversales incluyen la influencia de las tecnologías dominantes en el espacio de información actual y un sentido de urgencia que oscila entre el catastrofismo y el optimismo, pero que aún no ha resultado en acciones organizadas a múltiples escalas hacia las transformaciones necesarias.
De cara al futuro, esperamos que esta serie de comentarios ofrezca una plataforma para que diversas voces participen en un diálogo significativo. Esperamos que cree oportunidades para reflexionar, considerar y debatir. Esperamos que al explorar las sinergias y tensiones que subyacen en estas diferentes perspectivas, sea posible cuestionar e imaginar. En última instancia, esperamos que estas conversaciones contribuyan a cerrar las brechas entre el conocimiento científico y las necesidades sociales, y allanen el camino para acciones sustentadas por la ciencia que sirvan como piedra angular para una toma de decisiones eficaz en el siglo XXI.
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