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Repensando la ciencia oceánica para un futuro más sostenible

Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2025 (UNOC-3), los expertos en océanos Laura Pereira y Jean-Pierre Gattuso comparten sus conocimientos sobre cómo la ciencia oceánica debe transformarse para abordar desafíos globales interconectados y complejos e impulsar acciones urgentes y efectivas para un océano más resiliente.

Un océano sano y gestionado de forma sostenible es vital para toda la vida en la Tierra. Regula el clima, sustenta la biodiversidad y proporciona transporte, energía renovable, seguridad alimentaria y medios de vida a miles de millones de personas. Sin embargo, el océano se enfrenta a presiones crecientes, desde el cambio climático y la contaminación hasta la pérdida de biodiversidad, lo que lleva a los ecosistemas hacia puntos críticos. Si bien la ciencia posee un gran potencial para ofrecer soluciones transformadoras, la ciencia oceánica sigue estando fragmentada y aislada.

Preguntamos a dos expertos oceánicos de la red del Consejo Científico Internacional (ISC) qué debe cambiar para garantizar que la ciencia oceánica pueda impulsar un futuro justo, resiliente y sostenible.

  • Jean-pierre gattusoProfesor de investigación del CNRS, cuyo trabajo se centra en la acidificación de los océanos, el calentamiento y las soluciones basadas en los océanos para la mitigación y adaptación climática.
  • Laura pereira, Profesor de Transformaciones y Futuros de la Sostenibilidad en la Universidad de Wits, cuyo trabajo vincula la ecología, el derecho, la geografía humana y la ciencia de la sostenibilidad para abordar los desafíos globales y reimaginar cómo la ciencia se relaciona con la sociedad.

¿Qué son los puntos de inflexión?

Los puntos de inflexión marcan los umbrales en los que los cambios graduales pueden desencadenar cambios abruptos e irreversibles en la función y la estabilidad de los ecosistemas. Destacan la complejidad e interdependencia de los sistemas marinos y refuerzan la urgencia de... eficaz acción del océano.

Como se explica por Jean-pierre gattusoLos puntos de inflexión en los sistemas oceánicos pueden ser difíciles de determinar. Por ejemplo, su investigación sobre la acidificación de los océanos muestra que los cambios suelen desarrollarse gradualmente, sin un cambio repentino o drástico, lo que dificulta determinar un umbral claro. Sin embargo, otros sistemas oceánicos se comportan de manera diferente. Los arrecifes de coral, por ejemplo, muestran umbrales distintos: un aumento de tan solo 1-1.5 °C en la temperatura del mar puede causar blanqueamiento de los corales, y si el estrés térmico persiste durante más de una o dos semanas, puede causar una mortalidad masiva de corales, amenazando con el colapso de todo el ecosistema. En 2024, el océano experimentó su Cuarto evento mundial de blanqueamiento de corales desde 1998 Un duro recordatorio de lo cerca que estamos de un posible colapso ecosistémico. Sin embargo, dado que no todos los ecosistemas presentan puntos de inflexión claros, es esencial actuar con precaución, con base científica y oportunamente en los océanos para evitar daños imprevistos y potencialmente irreversibles.

Más allá de los sistemas biofísicos, también pueden producirse puntos de inflexión en los sistemas socioecológicos, que surgen de la interacción de presiones ambientales, económicas y sociales. Laura pereira se refiere a estos cambios como "cambios de régimen": perturbaciones que pueden no ser totalmente irreversibles, pero en las que la recuperación suele ser lenta, difícil o improbable dentro de los plazos pertinentes para las políticas. La desaparición de la pesquería de bacalao del Atlántico En el Mar del Norte, ilustra este cambio: la sobreexplotación y los cambios climáticos han llevado al sistema a un estado de agotamiento donde las poblaciones de bacalao han tenido dificultades para recuperarse. Sin embargo, si se anticipan adecuadamente, estas dinámicas a veces también pueden brindar una oportunidad para actuar. Un ejemplo de ello es el gobernanza transformacional de la pesca chilena tras la turbulencia política y el colapso de las reservas de recursos.

Reconocer y responder a estos puntos de inflexión, ya sean ecológicos o sociales, es crucial. Como nos recuerda Gattuso, hay mucho en juego: el océano sustenta ecosistemas, economías y miles de millones de vidas. Si fuera un país, su economía ocuparía el quinto lugar a nivel mundial..

Te importe o no la belleza de la naturaleza, deberías preocuparte por los innumerables servicios que brinda. Se estima que la economía oceánica tiene un valor de 2.6 billones de dólares anuales. Si el océano fuera un país, sería la quinta economía más grande del mundo.

Jean-pierre gattuso

Jean-pierre gattuso

Profesor de investigación del CNRS

Universidad de la Sorbona

Jean-pierre gattuso

Rompiendo los silos para soluciones oceánicas más efectivas

La complejidad e interconexión de los sistemas oceánicos hacen que los enfoques fragmentados y aislados de las ciencias oceánicas sean ineficaces para abordar los desafíos oceánicos. Cuando las disciplinas e instituciones operan de forma aislada, se debilita nuestra capacidad para desarrollar soluciones integrales, e incluso puede contribuir inadvertidamente a la degradación de los océanos en lugar de prevenirla. Dadas las crecientes presiones sobre los ecosistemas marinos, la transición de enfoques fragmentados a enfoques integrados en las ciencias oceánicas y la gobernanza nunca ha sido más urgente.

Jean-Pierre Gattuso señala el panorama fragmentado de la gobernanza global, donde las cuestiones oceánicas se abordan de forma aislada: el clima en el marco de la CMNUCC, la biodiversidad en el CDB, el transporte marítimo a través de la OMI y la pesca en el marco de la OMC. Sin embargo, el océano es un sistema vasto e interconectado. La ONUC-3, argumenta, ofrece una plataforma excepcional y vital para que los países aborden los desafíos interconectados de forma holística y coordinada, conectando instituciones, sectores y disciplinas para lograr soluciones más integradas y eficaces.

Esta fragmentación tiene su paralelo en la propia ciencia oceánica. Al estudiar los sistemas alimentarios en la provincia sudafricana del Cabo Occidental, Pereira descubrió que era imposible separar las dinámicas terrestres y marinas, dada la profunda influencia que los procesos oceánicos ejercen sobre los medios de vida costeros, los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Sin embargo, muchos modelos y políticas científicas aún tratan estos sistemas por separado. Esto debilita nuestra capacidad para fomentar la resiliencia e impulsar transformaciones justas y sostenibles.

La ciencia de la sostenibilidad parte de la pregunta, no de la disciplina. Las soluciones a los desafíos globales son complejas, están cargadas de valores y requieren sistemas de conocimiento diferentes.

Laura pereira

Laura pereira

Profesor

Instituto de Cambio Global, Universidad de Wits, Sudáfrica

Laura pereira

Pereira insta a los científicos a preguntarse qué conocimientos se necesitan para resolver el problema, en lugar de a qué campo pertenece. Aceptar la diversidad de narrativas como parte integral de la ciencia es esencial para abordar la complejidad de los desafíos oceánicos. Por ello, la ciencia debe abordar los valores, el poder y la complejidad, y apoyar plataformas para un pensamiento no lineal y transformador. También requiere reflexionar sobre hacia dónde nos dirigimos y los sistemas de valores que sustentan esos futuros imaginados.

Es importante destacar que la buena ciencia puede ser rigurosa y a la vez impactante. Pereira aboga por una mayor transparencia sobre los supuestos que sustentan las preguntas científicas y una práctica más reflexiva que genere confianza pública e invite a diversas perspectivas.

Sin embargo, la ciencia tradicional y los sistemas de financiación podrían no estar aún diseñados para apoyar este tipo de trabajo transdisciplinario y orientado a la búsqueda de soluciones. No obstante, el océano es un espacio ideal para experimentar con este modelo, precisamente por su interconexión con los sistemas sociales y ecológicos.

Reducir la brecha entre ciencia y política

Para superar los desafíos oceánicos es necesario romper los silos dentro de la ciencia y la gobernanza, y cerrar la brecha entre el conocimiento y las políticas.

Como científicos, debemos describir con honestidad los problemas que enfrentan los ecosistemas, pero también tenemos la responsabilidad de explorar soluciones y brindar opciones y asesoramiento a los responsables políticos. La ciencia, si bien no es política, es el fundamento de la verdad. Debe utilizarse en las políticas públicas para servir a la ciudadanía. – Jean-Pierre Gattuso.

Gattuso recalca la necesidad de que la ciencia guíe las soluciones e informe la toma de decisiones. Señala que a principios de la década de 2000, las poblaciones de atún rojo en el Mediterráneo estaban colapsando debido a la sobrepesca. La evidencia científica inspiró las cuotas impuestas por la UE y los organismos pesqueros regionales, y hoy en día, las poblaciones de atún rojo se han recuperado, contribuyendo a la seguridad alimentaria regional.

De manera similar, las ballenas jorobadas se han recuperado en el Pacífico después de una prohibición de la caza en 1986 Por iniciativa de la Comisión Ballenera Internacional, en el delta del Mekong, en Vietnam, los manglares destruidos durante la guerra fueron restaurados por las comunidades locales, que ahora almacenan carbono en la misma medida que los bosques intactos, a la vez que proporcionan una defensa natural contra tormentas y tsunamis.

Sin embargo, con demasiada frecuencia, los científicos exageran la incertidumbre, lo cual, entre otros factores, obstaculiza la integración eficaz entre ciencia y políticas. Gattuso enfatiza que los responsables políticos buscan certeza e información práctica al tomar decisiones. Por lo tanto, insta a los científicos a comunicar sus hallazgos con mayor confianza y a centrarse en los beneficios tangibles, especialmente los a corto plazo, para captar el interés de los responsables políticos.

Para desafíos urgentes y de gran escala, esperar una certeza absoluta puede suponer un retraso peligroso. Ya sabemos lo suficiente para actuar. Especialmente en temas centrales para la ONUC-3, como la biodiversidad, el clima, los recursos marinos y la contaminación por plásticos, incluso un 70 % de certeza debería ser suficiente para tomar decisiones políticas. – Jean-Pierre Gattuso

Aunque Gattuso sigue siendo escéptico sobre hasta qué punto los responsables de las políticas pueden o quieren interactuar de manera significativa con la complejidad científica, aboga por un proceso de dos pasos: los científicos interactúan con asesores técnicos e intermediarios de confianza que luego pueden transmitir los conocimientos clave a los tomadores de decisiones en formatos más digeribles.

Menciona la COP25, donde él y otros científicos presentaron el Informe Especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el Océano y la Criosfera ante una audiencia de 300 delegados que escucharon atentamente durante horas. Fue una prueba de que la ciencia puede tener resonancia cuando se comparte a través de plataformas creíbles. Gattuso también enfatiza la necesidad de un panel global de ciencia y política oceánica, similar al IPCC, pero centrado en soluciones. Enfatiza que no hay mejor mecanismo que la cooperación multilateral para garantizar que los beneficios del océano se protejan y compartan equitativamente.

Organizaciones como el IPCC y la IPBES gozan de credibilidad y son eficaces en su comunicación con los responsables políticos. La clave reside en no diluir la ciencia, sino en comunicarla a través de plataformas fiables y consolidadas que conecten los ámbitos técnico, científico y político. – Jean-Pierre Gattuso

Pereira está de acuerdo El conocimiento científico debe comunicarse mejor para que sea accesible y práctico para los responsables políticos, pero sin despojarlo de sus matices. Advierte contra la tentación de reducir la complejidad científica a un simple cliché, enfatizando que los desafíos complejos exigen enfoques matizados y locales.

Dejen de pedirnos que simplifiquemos lo complejo. Aprendan a trabajar con decisiones confusas y basadas en valores. La ciencia está evolucionando. Ahora es el momento de que los responsables políticos nos encuentren un punto medio. – Laura Pereira

Pereira y Gattuso lo tienen claro: transformar las ciencias oceánicas para afrontar los desafíos actuales implica adoptar la interdisciplinariedad, la inclusión y un compromiso firme y seguro. La complejidad del océano no debe percibirse como un obstáculo para la acción, sino como un llamado a repensar cómo hacemos y utilizamos las ciencias oceánicas. Por ello, la UNOC-3 puede ser un verdadero punto de inflexión, impulsando la ciencia integrada y transdisciplinaria y fortaleciendo la cooperación multilateral necesaria para evitar cruzar los puntos de inflexión que amenazan los ecosistemas oceánicos.


Foto de Paul Flatten en Unsplash