En el Diálogo, el Consejo Científico Internacional subrayó la urgente necesidad de reforzar la diplomacia científica como herramienta fundamental para abordar los desafíos globales más urgentes de la actualidad.
En su discurso, Sir Peter Gluckman enfatizó que la diplomacia científica debe aprovecharse para servir al patrimonio común global: espacios y recursos compartidos más allá de las jurisdicciones nacionales, como el océano, las regiones polares, el espacio ultraterrestre y la biodiversidad. Advirtió que, en el mundo fragmentado actual, marcado por tensiones geopolíticas y desafíos multilaterales, la fragmentación de los esfuerzos y la competencia institucional corren el riesgo de socavar el progreso colectivo.
La diplomacia científica es más esencial ahora que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría. En un mundo fracturado, debemos dejar de lado nuestros egos institucionales y nacionales y reconocer nuestro interés compartido en proteger el patrimonio común global, afirmó.
Para fortalecer la interfaz de la diplomacia científica, Gluckman señaló la persistente desconexión entre los ministerios de ciencia y de asuntos exteriores en muchos países. Exigió una mayor coordinación y el nombramiento sistemático de asesores científicos en los ministerios de asuntos exteriores, un paso esencial, argumentó, para cerrar la brecha entre la ciencia y la diplomacia y facilitar una formulación de políticas más coherente e informada a nivel internacional.
Gluckman también destacó el papel específico del ISC en este ecosistema: como un intermediario no partidista del conocimiento científico, que opera independientemente de los intereses geopolíticos.
El ISC, como la organización científica internacional más grande y completa, desempeña un papel único. Su neutralidad y su capacidad para convocar a diversos actores le permiten actuar como un intermediario de confianza, apoyando procesos multilaterales y contribuyendo al progreso colectivo, incluso en tiempos de tensión geopolítica.
Desde la convocatoria conjunta de importantes evaluaciones científicas de las Naciones Unidas hasta el impulso de diálogos informales de la Vía 2, el ISC tiene un Una larga historia de facilitación de la diplomacia científicaEntre los ejemplos notables se incluye la conferencia de Villach de 1985, que sentó las bases para la formación de la IPCC y CMNUCC.
Más recientemente, el ISC ha profundizado su compromiso con la diplomacia científica estableciendo oficinas en Nueva York y próximamente en Ginebra, para fortalecer el compromiso con el sistema de las Naciones Unidas y apoyando iniciativas como la Grupo de Amigos de la ONU sobre Ciencia para la Acción y la prestación de asesoramiento científico a la Convención de armas biológicas.
El Consejo Científico Internacional desempeña un papel único en el avance de la diplomacia científica al servir como un convocante no partidista de conocimientos y actores científicos a través de fronteras, disciplinas y divisiones.
El trabajo del ISC abarca cinco dimensiones clave de la diplomacia científica: fomentar un diálogo equitativo sobre cuestiones globales, promover la gobernanza responsable de las tecnologías disruptivas, salvaguardar los bienes comunes globales, apoyar a los científicos en tiempos de crisis y desarrollar la capacidad dentro de la comunidad científica para el compromiso diplomático.
Ya sea informando a diplomáticos sobre los riesgos de la biotecnología, apoyando sistemas científicos amenazados o liderando iniciativas importantes como la 5.ª Año Polar InternacionalEl ISC continúa defendiendo la ciencia como un bien público global y un recurso vital para la diplomacia y la acción colectiva.